domingo, 28 de octubre de 2012

Tartar de atún para días de venganza

El avión a Okinawa acaba de aterrizar. Florita, medio dormida alquila una moto y se dirige a un bar cualquiera, de una calle cualquiera. Tras la cortina de la entrada, se encuentra con lo que a simple vista parece ser el dueño del bar. "¿David Hanzo?"- pregunta Florita desafiante. El hombre, deja caer un vaso de cristal al suelo y se gira examinando a la recién llegada."¿Quién pregunta por él?" Florita, sin hacer caso, se sienta en uno de los taburetes de la barra, mira a los ojos al Sr. Hanzo y le contesta. "Quien yo sea poco importa porque vas a enseñarme el arte del tartar de bonito a la katana". El hombre se echa a reír ante semejante insensantez. "¿Pero quién te crees que eres? Veo que conoces mi nombre, pero no creo que sepas que yo no enseño ese arte a nadie y repito, a NADIE". Florita, impasible, no deja de sostener la mirada del maestro tartarero. En una servilleta de papel escribe un nombre y se la entrega al Sr. Hanzo. Él baja la mirada al papel y nada más leer lo que ha escrito, su cara comienza a enrojecerse hasta el punto de casi explotar. "¿De cuánto tiempo disponemos?" le pregunta a Florita. "El número especial de gastronomía japonesa sale en poco más de un mes y los ejecutivos de Kioto se presentarán en las oficinas en tres semanas para conocer el contenido". "Pues entonces no debemos perder ni un segundo"- señala con el semblante serio David Hanzo. Durante las tres semanas siguientes Florita es entrenada en el antiguo arte de la preparación de tartar de atún a la katana. Sus sesiones comienzan cuando aún no ha amanecido y terminan mucho después de la puesta de sol. Ante cualquier fallo en la preparación, el Sr. Hanzo no duda, en castigar a Florita de las más crueles formas posibles: obligándola a ver una y otra vez el mismo programa de "Señoras, Señores y Viceversa", llevándola casi a la muerte por inanición, privándola del sueño... Hasta que por fin un día le dice: "Ahora estás preparada. Puedes derrotar a Lorelai". De vuelta a casa Florita prepara, la noche antes de la gran reunión, el mejor tartar de atún que se pueda probar en el planeta y lo deja en el frigorífico hasta la mañana siguiente. La mañana de la venganza. El grupo de ejecutivos de Kioto llega puntual a las ocho de la mañana. Como no han podido desayunar, todos los de la oficina allí presentes (intentando llamar su atención para un posible intercambio laboral en el País del Sol Naciente) les ofrecen bollos, tostadas, café, cereales, churros... Todo ello cordialmente rechazado por los nipones. Cuando más incómoda parece la situación en la revista, aparece Florita por la puerta con el Maná entre las manos. Lo pone en la mesa delante de los ejecutivos y ante la atenta y nerviosa mirada de Lorelai y cual mago, destapa de un solo movimiento el plato. ¡Uooooo! exclaman los allí presentes maravillados. Lo ha conseguido, Florita se ha vengado de Lorelai, una vez más y esta vez, la venganza se ha servido en plato frío, MUY FRÍO. MUHAHAHAHAHAH!



INGREDIENTES
Un buen trozo de lomo de bonito
2 pepinillos grandes en vinagre
Una cucharada sopera de mostaza
Pimienta negra molida
1 cebolla
1 aguacate
1 tomate
Sal
Salsa de soja
Salsa perrins


PREPARACIÓN
Cortar muy pequeños los pepinillos, la cebolla, el tomate y el aguacate. El bonito hay que cortarlo un poco más grueso. Después se mezclan bien todos los ingredientes (excepto el aguacate) y se deja macerar todo junto durante unos minutos, removiendo de vez en cuando, para que se mezclen los sabores. A continuación, en el fondo de  un molde redondo se pone el aguacate en trocitos, luego, el bonito macerado con sus ingredientes y se desmolda  sobre un plato. Se sirve decorado con un poco de cebollino.




viernes, 19 de octubre de 2012

Asado de carne de los días de fiesta




Llegados a este momento, me doy cuenta de que nunca os he explicado bien el odio que mueve a Lorelai a sabotear todos los planes de Florita. Creo que es hora de que entendáis el porqué de esta relación y sobre todo, su verdadero comienzo.

Lorelai nació en el seno de una familia más bien acaudalada, toda su ropa provenía de las tiendas más exclusivas y caras de París, el pelo se lo cortaba el mejor peluquero de la metrópoli y sus muñecas eran hechas personalmente por Madame Poupée. En el colegio, los niños, envidiosos, solían burlarse de ella llamándola "Doña Pitiminí". Incluso habían compuesto una canción a su costa. "Doña Pitiminí, Doña Pitiminí, se fue a la granja y se hizo pis". Esa canción la mortificaba a todas horas, en el patio del colegio, en las clases de esgrima, de equitación y buenas maneras. Mas, sin embargo, no era esto lo que más carcomía a Lorelai. Los días de fiesta, mientras en el resto de casas se comía un gran asado de pavo, de carne o de cordero con toda la familia reunida en torno a una gran mesa, en la suya, su cocinero oriental Paco-Li le preparaba langosta con caviar y foie-gras en una mesita individual mientras sus padres se iban sin ella a comer a algún fastuoso restaurante. En cuanto terminaba la comida, Lorelai se escabullía buscando la casa que mejor olía en el vecindario. La de Florita. Lorelai solía husmear por la ventana de la cocina y observar la candorosa escena familiar en la que la madre de Florita dejaba a su hija ayudarla en la cocina a preparar el más maravilloso asado que uno pueda imaginar. En su casa, no se le ocurriría ni pisarla, ya que Paco- Li la gritaría en el instante mismo de cruzar la puerta. Todos estos recuerdos atormentaron a Lorelai los años siguientes, cuando fue a la universidad, encontró su primer trabajo... ¡Cuál fue su sorpresa cuando años más tarde se encontró a Florita trabajando en la revista "Gourmet y en Forma"! Ella no la reconoció y Lorelai no quiso desvelárselo. Prefirió ir vengándose poco a poco, con pequeños actos de escarnio, hasta que llegase el día en que Florita descubriera su verdadera identidad, quizá una antigua canción infantil sonase de fondo: "Doña Pitiminí, Doña Pitiminí..."

INGREDIENTES (para cuatro personas)
-1 de kilo de ternera tiernecita
- Una cebolla
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
- Una generosa ración de caldo de carne (mejor hecho en casa)
- Un vaso de Brandy de Jerez
- Un chorrito de zumo de naranja
- Una bolsita de sopa de cebolla seca
- Cuatro patatas medianas
- Mantequilla

PREPARACIÓN
Sazonamos la pieza de carne y untamos bien en aceite de oliva. Ponemos en una fuente de horno con una cama de cebolla, a media altura y temperatura alta. Hacemos bien los dos lados, hasta que queden un poco tostaditos. Mientras, preparamos una mezcla con el caldo de carne (si puede ser natural, mejor, si no, de bote) el zumo de naranja, el brandy y la sopa de cebolla y remojamos en él las ciruelas. Regamos la carne con el mejunge y bajamos ligeramente la temperatura del horno, porque ahora queremos que se cocine lentamente. Preparamos las patatas, lavándolas bien pero sin pelarlas y posteriormente envolviéndolas en papel de aluminio. Colocamos las patatas en el horno (en la misma bandeja del asado si caben). Hay que tener en cuenta que las patatas tardarán aproximadamente una hora en hacerse, por lo que debemos meterlas cuando quede ese tiempo para que termine de asarse la carne. Dejamos que se cocine la carne, que dependiendo del peso, tardará entre tres o cinco horas (exagerando). El caso es que cuando vayamos a servir esté muy muy tierna y jugosa. No es conveniente abrir muchas veces el horno, ya que se endurecerá, únicamente para regarla de vez en cuando con la salsa o darle la vuelta, si vemos que se hace mucho por un lado.


Servir acompañada de las ciruelas y con la patata asada abierta por la mitad (dejamos el papel de aluminio) con un poco de mantequilla y sal. ¡Delicioso!

jueves, 4 de octubre de 2012

Los Tagliatelle a la Carbonara de la bella Nápoles


Después de recuperarse del soponcio del otro día, y, tras darle muchas vueltas a la cabeza, Florita se ha decidido por fin a volver a llamar a Pablo e intentar quedar de nuevo con él. Temiendo un "no" rotundo (totalmente comprensible, por otra parte) Florita se ha llevado una grata sorpresa cuando Pablo le ha dicho que por supuesto, que estaba deseándolo. Han quedado esta noche, una mesa para dos en el rinconcito más romántico del restaurante italiano de moda, "L'Espaguettino". Al principio, cuando ha llamado Florita para reservar, le han informado "amablemente" de que el para poder cenar en tan fastuoso sitio había que apuntarse en una lista de espera de dos años y medio. Eso sí, cualquier reticencia que pudiera tener el maître para con Florita ha desaparecido en cuanto ésta le ha mencionado su trabajo en "Gourmet y en Forma": en un abrir y cerrar de ojos el tono de tan distinguido caballero ha cambiado radicalmente y Florita ha sido cordialmente informada de que una de las reservas acababa de ser cancelada a última hora.
Florita se ha plantado su vestido de tul y lentejuelas y ha ido a hacerse el pelo y las uñas a "Marni" una de las peluquerías más "it" de la metrópoli. Se ha puesto sus salones de "Labutane" y su bolso "Remés" y ha acudido cual Cenicienta a la cita con su príncipe azul. En una mesa en la terraza con vistas a la ciudad, le esperaba Pablo todo de esmoquin y de un guapo que quitaba el hipo. Juntos han degustado todos los antipasti de la carta, las pastas más suculentas entre las que han destacado los formidables "Espaguetti Carbonara de la mamma del chef" y, justo cuando estaban en plan escena de "La Dama y el Vagabundo" cada uno comiendo uno de los extremos de un largo espaguetti, a punto de darse un beso, una voz estridente ha sonado al otro lado de la sala. ¡¡¡FLORITAAA!!! La pareja se ha girado estupefacta, ante la visión de Lorelai que, entre empujones, patadas y los "usted no sabe quién soy yo" y "ahí esta sentada Florita, mi más íntima amiga del alma" se ha ido haciendo paso a través de las mesas hacia la suya. El resto de la noche, ya os lo podéis imaginar, de la agradable soirée que se presentaba para los tórtolos, se ha pasado al más surrealista de los sueños, con Lorelai sin parar de graznar cual urraca y, lo más horrible e inexplicable de todo, ofreciéndose a llevar a Pablo en coche...

INGREDIENTES (para cuatro personas)
- 500 gr de Tagliatelle (secos)
- 200 gr de queso Philadelphia
- 150 gr de queso parmesano rallado
- Dos huevos frescos de gallinas camperas
- Una pizca de nuez moscada rallada (opcional)
- Un paquete entero de bacon loncheado
- Un poco de orégano seco 
- Sal y pimienta
- Un chorrito de aceite
- Ramitas de perejil (opcional)

PREPARACIÓN
En una olla con agua hirviendo salada se cuecen los tagliattelle siguiendo las instrucciones de la caja. Aparte se fríe el bacon con unas gotas de aceite (muy poco, ya que el bacon tiene mucha grasa) y se adereza con el orégano. En un bol se mezcla el queso crema con los huevos, el parmesano rallado, y el resto de condimentos. Se bate con las varillas y se incorpora a la pasta escurrida, que previamente habremos mezclado con el bacon frito. Se deja un pelín a fuego muy bajito (para que se cocine un poco el huevo) y se sirve caliente, con el resto del parmesano rallado espolvoreado y unas ramitas de perejil.